blog-post-img-551

El modelo de Universidad que necesitamos, por Ennio Vivaldi

Por Ennio Vivaldi, candidato a rector Universidad de Chile

Cuando hablamos de que la Universidad tiene la posibilidad de hacer cambios comprometidos con el desarrollo del país, no nos referimos a un debate de principios abstractos, sino que por el contrario, es la base conceptual bajo la cual se construye la universidad que queremos. Lo que escribe Oscar Landerretche sobre los desafíos y estrategias de la Universidad de Chile en esta campaña a rectoría, no es más que la expresión concreta de aquella discusión que, si me lo permiten, obedece a lineamientos ideológicos que se han impuesto hace 20 años en este país sin ser discutidos.

Nuestro académico tiene razón; en la institución llamada a fomentar el debate público, éste no puede estar desligado de acciones concretas. Y algo que olvidó en su columna es que la gran maravilla que sucede en la Facultad de Economía y Negocios puede suceder en el resto de las facultades, siempre y cuando la Universidad a través del compromiso de su rectoría y el resto de las Facultades detengan y reviertan el proceso de fragmentación que las últimas dos décadas ha mermado el desarrollo y la vida interna de las Facultades, ha aumentado los desigualdades entre los estudiantes de diferentes áreas de estudios y dejando la estructura económica y decisional de la Universidad funcionando bajo lógicas de feudos; esta es la razón por la cual no tenemos un proyecto de Educación y Formación Pedagógica funcionando con acuerdo de toda la comunidad, la razón por la cual las Artes han quedado postergadas y que el INAP se mantenga en espera de una solución que mejore su calidad académica y las condiciones para sus estudiantes.

La duda no está en si se mantendrán las excelentes políticas de acceso por cupos de excepción o si seguirá el propedéutico con acuerdo de Bachillerato; sabemos que el sistema estructuralmente está diseñado para que aquellos que, teniendo las capacidades pero no los recursos, queden fuera de toda chance de ingresar a la universidad ¿Quién querría perpetuar aquello? La pregunta es cómo institucionalmente la misma Universidad es capaz de pensarse y cambiarse a sí misma para que toda acción que vaya a favor de cambios positivos hacia la formación de profesionales y la generación de conocimiento no sólo se mantenga, sino que se multiplique en todas las estructuras académicas creando impacto hacia el país. Es precisamente esto último lo que queremos decir cuando hablamos del espacio público y el rol que tenemos como Institución.

En la actualidad existe el Fondo de Redistribución de la Universidad –acordado entre el Consejo y el Senado Universitario- que recibirá recursos frescos y el cual pensamos como eje articulador de los cambios que el mismo Sr. Landerretche  plantea en su columna. A diferencia de otras candidaturas que proponen usar este fondo para aumentar los sueldos de los académicos, pensamos que esta es la solución concreta al debate abstracto sobre lo público tanto en sus fines como en sus valores; una universidad pública debe tener modelos de gestión pública innovadores, eficientes y que respondan a la transparencia, la rendición de cuenta ante el país completo y ante la comunidad en sus tres estamentos y esta es una oportunidad para proponerlos, crearlos, estudiarlos y ejecutarlos. Este nuevo modelo de gestión nos entregará más recursos de los anteriormente nombrados que serán utilizados en institucionalizar aquel tipo de políticas que tan bien enumera; reestructurar el ingreso más allá del sistema PSU evaluando talentos, riqueza étnica, de género, aptitudinales y de impacto a la sociedad de quienes ingresan. Debemos asegurar la igualdad de oportunidades respetando las diferencias de nuestros estudiantes comprometiéndonos con la construcción de los espacios de inclusión que necesita el país.

Como verá, no nos encontramos en veredas distintas sobre lo que esperamos de la Universidad; la definición del rol público no es sólo que el Estado se haga cargo (que esperamos que sí), sino que también la misma universidad se haga cargo de sí misma en esa increíble oportunidad que sólo ella tiene; de (re)pensarse constantemente en la acción de su función. El compromiso y la presencia de Rectoría ante el Consejo, el Senado y cada una de las Facultades e Institutos pasa a ser fundamental para transformar cualquier buena iniciativa de las Facultades en una real Política Institucional.